domingo, 15 de marzo de 2015

Preparando el jardín

Este fin de semana tocaba preparar el jardín en Escalona para la inminente llegada de la primavera. Hay que cortar la hierba que, aunque poco, ha crecido en invierno. En mi casa la gran mayoría de césped es hierba del campo que poco a poco ha ido parasitando la  plantación original.

Herramientas de la faena

Mientras daba pasadas con el cortacésped me di cuenta de que hay unas pequeñas florecitas, muy hermosas, que crecen pegadas al suelo y se abren en cuanto calienta un poco el sol.

Por muy bajo que ponga el corte de la màquina nunca las pilla.

Cuesta pillarlas entre los dedos

Como estaba yo sola empecé a pensar en que las margaritas, las manzanillas, pequeños lirios y otras flores del campo que se estiran mucho para que las veamos, desaparecen en cuanto pasa el cortacésped o el tractor, en el campo, pero estas que os cuento resisten y con su belleza le dan un bonito color a la pradera.

Haciendo sociología "de campo" se me ocurrió que con muchas personas pasa igual que con las flores silvestres. Si presumen mucho y tienen demasiada visibilidad pública, tienen màs peligro de desaparecer que, si intentan pasar desapercibidas apegadas a la tierra y procurando no asomarse mucho al exterior. Al final son las que le dan color al campo o quizá también a la vida.

A lo mejor me puse a pensar en estas cosas porque estamos en campaña electoral y hay demasiados candidatos. Alguno será flor de un dìa y otros quizá nos alegren un poco la vida en los próximos cuatro años.
¡Què vida màs dura!

A veces canturreo mientras trabajo en el jardín. O hablo con la gata Cloe que me persigue hasta que decide irse a dormir. Ayer me diò por hacer comparaciones entre "flores". Cosas mìas.

Abuela Ana

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